Recuerdos de infancia. Primavera fragante estampada de flores; pueblo donde nací, donde me enseñaron (poco) de sumas y restas, donde aprendí (creía que mucho) de la vida. Abuelas, tías y madres; cocinan, lavan y cuidan. El mecanismo del mundo no puede ser más sencillo. Recuerdos de juventud. Sexualidad, relaciones. Todo encaja, soy el pilar de mi propia existencia; casarse, tener hijos, saborear una engañosa omnipotencia. Recuerdos de madurez. Desilusiones, lamentos; tú no has venido a amargarme, tu obligación es mantenerme feliz y contento. Agarrar por el cuello y nublarse, desatar el monstruo de dentro. Echarlo todo a perder y arrepentirse, cuando de poco vale el remordimiento. Merecer el abismo... algo peor que dejar en la vida un repugnante recuerdo.
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