Por un momento un ápice de esperanza cruza tu mente, te debates entre el miedo y la ilusión. El valor se hace presente y piensas en salir de ese infierno que nunca pediste, en volver a ser tú.
De repente suena el móvil, es él.
"Cariño perdóname, lo siento mucho, nunca quise hacerte daño, te juro que jamás volverá a suceder. Sabes que TE QUIERO"
Y una vez más, vuelves al principio de ese bucle sin final en el que se ha convertido tu vida, ese bucle de dolor y amor enfermizo.
Y de nuevo perdonas cosas que jamás deberían ser perdonadas, sin saber que quizás la próxima vez sea demasiado tarde, sin saber que eso...
Eso no es amor.
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