martes, 3 de noviembre de 2015

HONRARAS A TU PADRE

Con la calma de una edad diferente, buscaba frases que rellenasen
aquel vacío con algo agradable.
Solo había incomodidad.
Del hombre que nos había aterrorizado, poco quedaba. Mi madre fue
su ancla, él la nave, apenas rompió la cadena, se fue a la deriva.
Si hubiese sabido que era la última tarde que veía a mi madre con vida,
habría dilatado aquella jornada hasta convertirla en un momento casi eterno.
Pero ya no estaba.
Lloré junto a mi padre. Nuestras lágrimas tenían temperaturas distintas
pero formaban la misma mancha.
Por un instante, aquel viejo abrió los ojos mirándome con una luz que
nunca habían tenido. Querían decir muchas cosas.
Yo no sabía si deseaba conocerlas. Tragué saliva y escuché.

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