martes, 3 de noviembre de 2015

Aroma

Recostado en el sofá, dejo resbalar el libro en mi regazo donde se mantiene milagrosamente sin caer al suelo, como le sucede a las gafas que caen sobre mi pecho, huyendo del balanceo de mis párpados.
Se evapora mi soledad, se secan las lágrimas por lo que he ido perdiendo poco a poco, cojo una copa de vino que endulce mi pena y calme la angustia del silencio que me rodea.
Me despierta el aroma, me tranquiliza y excita, dejo el libro en la mesa y quitándome las gafas camino hacia el mueble para coger dos copas y una botella y brindar con la mujer que a mi lado sonríe plácidamente.

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