martes, 18 de noviembre de 2014

Ya no más

Vivo en la resistencia al bullicio. No corro, no huyo de los rincones. Estoy en soledad con la mesilla, el tocador, la repisa del baño y el mueble que recibe mis golpes. Vivo en la resistencia al grito. No hablo, no contesto a la humillación. Y el tiempo se detiene, como descansa un látigo tras zurrarme. Veo la soga deshilarse, y es ahí cuando acuerdo en mi interior la respuesta más solidaria a tus hachazos: he pactado echar pólvora en mis heridas, las cicatrices no volverán a palpitar y me he disculpado con mi alma. Al fin corro veloz entre la gente, ya no hay silencio, y también alzo mi voz contra todos los castigos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario