miércoles, 5 de noviembre de 2014

Había olvidado


Había olvidado las líneas rotas de una mano quebrada que derrama por la negra grieta de un hombre enterrado en su nido de paja y trigo, víspera de otro lunes de vergüenza envuelto en aire. Emerge la duda a flote borrando la sonrisa, queda la llaga que sujeta el alma por la negra grieta de un hombre enterrado en el sudario de la existencia, eternamente en víspera de sí mismo. Pudiendo amanecer a tu lado todos los días de mi vida, elegí la perenne ignorancia del ciprés, cimbré a viernes de madera amarillenta hasta encallar en tu mejilla; pudiendo haber servido como almohada para el vuelo, hinqué la rodilla en tu nuevo continente, descubrí tu cielo de rimel y acuarela.


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