Mi identidad perecedera: mujer, esposa y esclava de casa. Malestar generalizado, sentimiento pesado de vacío. Abruma hasta la claridad de la mañana, asfixia el tono de una sinfonía. Mi cárcel, construida lentamente mano a mano. Tú me guiabas y yo te seguía aprisionada en la correa de mi devoción. Identidad ¿dónde estás? Agonizo para pedirte (pedirme) auxilio, mi vida cada vez me aprieta más.
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