lunes, 17 de noviembre de 2014

Algo por ocurrir

No dejaba de sorprenderle cómo habiendo pasado parte de su infancia y primera juventud reinando junto a su guitarra en fiestas, reuniones familiares y el coro de la parroquia, su amor por la música había podido dejar paso a la más apasionada afición por un rato de silencio. Su pequeño oasis acababa cada día al escuchar el estrépito del cerrojo respondiendo a las vueltas de la llave cuando él llegaba . Finalmente, Inés había aceptado que aunque algún día moriría, su muerte ya no era algo por ocurrir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario