Así, sobreviviendo con caos mental y lluvia en los ojos, pasan los días tiritando de miedo con cada tic tac del reloj.
Despierta o dormida, una figura enfurecida acecha.
En un instante, un anhelado momento de calma irrumpe entre tanto dolor, un destello de lucidez que hace recapacitar.
La visión de los sentidos se amplia sintiendo el mundo por un instante. De todos lados, como relatando un mensaje, aparecen voces silenciadas por el miedo, susurros mudos desde el cielo de quién no pudo escapar de las garras monstruosas. Y repiten...
"En el Amor no cabe el maltrato"
Esa frase retumba con fuerza en la mente, es la respuesta a la pesadilla, hay que huir antes de que sea tarde.
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