Aquí, en aquel espacio desangelado por aquella época, le escupió el primer insulto. Ella hubiese jurado que la tierra tembló bajo sus pies. Aquí, en el mismo lugar despoblado aún entonces, le hirió el primer bofetón. Ella lloró a solas hasta empapar la tierra a sus pies. Aquí, justo en ese descampado donde le declaró su amor, la desmadejó con dieciséis puñaladas. Ella colmó con su sangre la diminuta rotura de la tierra donde recién nacía el plantón. Aquí, bajo este árbol, ahora, muchos años después, todos leemos su pequeña historia para no rendirnos y firme a la tierra, el viejo árbol, estrena para todas ellas cada una de sus flores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario