Tenía mucho miedo. Había conseguido despertar sobrio y por un momento recordó con seguridad haberla amado. Tenía miedo de él mismo. No entendía en que se había convertido ni porque no conseguía controlar sus impulsos cuando ella estaba delante. Todo empezó sin avisar. La primera vez se sintió bien. La primera vez se sintió poderoso. Pero ahora tenía miedo de haberle robado la existencia, de haberla convertido en un simple objeto que le quitaba la ansiedad. Ahora tenía miedo de haber hecho desaparecer todo resto de lo que habían construido juntos. Aquel día ella despertó con miedo, como todos los días. Pero no lo encontró en casa. Nada supo de él hasta que regresó queriéndola otra vez. Queriéndose otra vez.
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