A veces soy mosca que extiende sus alas rotas y escapa de la casa sin ventanas. A veces soy cuerpo, 21 gramos menos bajo una sábana blanca, que muestra mis pies, pero que me tapa la cara. A veces soy perro que se orina en la alfombra cuando llegas a casa. Y a veces soy mujer, preparo un pastel y lo cubro de nata. Escuchando tus pasos hambrientos, tus sedientas carcajadas. Perdóname, te digo, las marcas lilas de mi cuello, me obligan a estar callada. Duermen la siesta los vecinos y a mí me arde la garganta. No sé si acaso abrí la boca y la mosca ha entrado.
O si esta vez, la mosca se posa sobre el pastel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario