martes, 3 de noviembre de 2015

Insomnio

La habitación del final del pasillo era perfecta, tenía cerrojo.
Soportaba sus insultos, siempre estuvieron presentes, también los golpes y las vejaciones, pero aquello era lo último.
-No volveré  a dormir contigo.
-¿Me tienes miedo vieja estúpida? -sonrío, sintiéndose poderoso.
-Haces bien en temerme porque no me iré de este mundo hasta que no te vea salir con los pies por delante.
Sabía que lo haría en cuanto ella bajara la guardia, lo mismo que se cargaba a los molestos perros de los vecinos, lo mismo haría con ella.
Depositó su fe en aquel trozo de metal que cerraba su puerta, mientras la imagen del cuchillo que él guardaba bajo la almohada, le aterrorizaba noche tras noche.

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