martes, 3 de noviembre de 2015

"016"

¡¡Quiero verlo todo como a mí me gusta cuando vuelva!!,  gritó mientras daba un portazo y echaba la llave por fuera.

Dentro quedó ella, sentada en el suelo, en un rincón, con los ojos rojos y una fuerte contusión que cubría el lado izquierdo de la cara. Su hijo de 15 meses lloraba desconsoladamente en el corralito.

Se levantó dolorida, se colocó el cabello revuelto por los fuertes tirones, miró por el suelo y debajo del cajón de la mesilla volcado sobre el piso del dormitorio. Estaba en el bolsillo de la bata, estaba intacto.  No lo había encontrado.

Era el conducto que utilizaba habitualmente para soñar con otro mundo.

Marcó el 016 buscando si ese mundo era posible.

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