Tras estudiar cientos y cientos de casos de violencia sexista, comprendí al fin que esos comportamientos execrables beben de conceptos trasnochados que consideran a la Mujer como "el sexo débil", "la costilla de Adán", o "ese oscuro objeto del deseo..."
Espero que la educación de nuestros hijos cambie por fin esta realidad. Mientras tanto, algunas noches me duermo dulcemente pensando en la Mujer como "el sexo fuerte", o bien como "la esencia de Adán", o, por qué no, como "ese maravilloso sujeto capaz de sentir y desear..."
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