A modo de lágrimas, la niña se dejó caer unas cuantas gotas de agua sobre las mejillas. Después, con el rotulador rojo se dibujó regueros de sangre en los labios y en la nariz, y con el morado se oscureció los párpados y el cuello. Finalmente se tumbó en el suelo, boca abajo y con las manos en la espalda.
-Venga – le dijo a su hermano pequeño -, ya podemos jugar. Tú haces de papá y yo seré mamá.
Enhorabuena. Creo que este micro es muy bueno y tiene más que merecido su premio.
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