martes, 18 de noviembre de 2014

Domingo

Era domingo, amor. Ese día era domingo. Me levanté a las ocho en punto y preparé el café, regué los geranios del balcón y puse la lavadora con tus camisas de la semana para plancharlas por la tarde. Y encendí la radio. Sonaba una canción de Bebe y me puse a canturrear mientras limpiaba los mejillones y el congrio para la paella. Venía tu madre a comer, ¿recuerdas? No llegué al estribillo, amor. Cuando me di la vuelta tú estabas frente a mí: la boca abierta, la mano levantada. Por el suelo rodaron también los mejillones y el café.


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