- "Espérame, no te muevas, que llego volando"
Él dejaba todo para volar junto a ella.
-"No te muevas, que quiero ver lo guapa que estás "
Nunca se movía, y se veía guapísima en ese espejo que, a solas, reflejaba un cuerpo herido, un alma dolorida.
Ella, hoy, tiene una jaqueca espantosa pero la cabeza va volviendo a su ser. También ella pudo volver y ahora es ella la que vuela al trabajo, la que vuelve volando a casa.
Es ella la que ahora, sin miedo, abre las ventanas para ver un jardín, que, aun siendo otoño, está fresco y lleno de color, como ella.
La jaqueca va desapareciendo, al igual que la pesadilla de su vida pasada.
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