Javier Valcárcel matará a Laura de la Iglesia, su mujer, dentro de unos minutos. Mañana temprano llegará una reportera al domicilio:
- Buenos días, caballero. ¿Conocía usted al matrimonio?
El señor responderá:
- Sí, hija, sí. Pobre mujer. No entiendo cómo dejan que ocurran estas cosas.
- Compraron el piso hace cinco años y nunca los vi discutir. ¡El muchacho parecía tan majo! – dirá una vecina.
Así, en quince asépticos segundos, cubrirán los informativos otro asesinato. El señor comprará fruta en el mercado y la vecina tomará un café. En casa, mientras tanto, cambiarán de canal.
Alguien lo solucionará. Alguien hará algo. Siempre hay alguien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario