jueves, 10 de noviembre de 2016

Resurrección

22 octubre 2015
Te escribo desde un cibercafé perdido en la ciudad. Nadie encontrará mi cadáver. Solías decirme que era tuya para siempre, para tocarme por las noches y pegarme si tenías un mal día. Ninguna palabra mía te interesaba si no era de acatamiento. Ninguna lágrima ha evitado ningún golpe. Por eso me voy a descansar en paz antes de morir en tus manos.

22 octubre 2016
Soy una difunta feliz. Resucito todos los días en este nuevo mundo donde leo respeto en los ojos de la gente. Sé que me extrañas, que no tienes a nadie en quien descargar tu cólera de falso enamorado. Siento mucho tu disgusto. Aunque espero que no encuentres sustituta.
T.

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