¿Recuerdas cuando nos conocimos?, todo era precioso, me mirabas con cariño, me perdía en tus ojos, tus caricias estremecían mi cuerpo deseoso, me besabas ante la gente, con innegable arrojo, te gustaba verme guapa, ignorando miradas de otros, tú y yo éramos uno, todo para nosotros.
Pero ahora, ahora soy un triste reflejo de aquello tan hermoso, me he convertido en objeto que guardas con recelo vergonzoso, la joya preciosa que enseñas para tu deleite y envidia de todos, que controlas todos sus pasos, por no saber tenerme de otro modo, encerrada en jaula de oro, exhibiéndome a tu antojo.
¿No te das cuenta que el verdadero querer es dar la libertad de elegir al otro?
No hay comentarios:
Publicar un comentario