miércoles, 9 de noviembre de 2016

Otra buena mujer

Manoli estaba preocupada,  las nueve y su marido sin llegar. Dejó a su hija mayor,  cinco añitos, con las  pequeñas y salió a buscarlo.
    Le daba miedo porque volvía borracho, cuando más tarde más bebido y le curraba. Manoli lo disculpaba, pobre parado, solo entraba el dinero de ella fregando.
     Venía dando tumbos, muy embriagado, nada más verla  emprendió a golpes con ella, ─ ¡No cariño, no!, ─ pero él nunca atendía  razones golpeando con saña, con ganas de hacer daño, la gente miraba.
     Lloraba sin pedir ayuda, lo quería mucho. De un mal golpe Manoli cayó golpeándose con un bordillo, nadie paraba. Siguió dándola patadas como a un fardo.
     El SAMUR certificó su muerte,  nadie paraba… nadie paró.

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