lunes, 21 de noviembre de 2016

No es un juego de palabras

El espejo me enseña lo que no me atrevo a mirar. Los cardenales en forma de galaxias que has dejado sobre mi piel no me demuestran que me quieres. No soy un objeto que puedas destrozar con tus sucias manos. No soy una piedra que patalear incansablemente para luego golpearme con ella. Soy mujer y merezco respeto. El mismo que tú pierdes cuando crees que vales más que yo sólo porque la sociedad, el egoísmo y la ignorancia quieren que así sea.

La diferencia no está en el sexo, sino en el seso.  

Aprendamos a diferenciar los pequeños matices, porque,  a veces, más de una vida depende de ellos.

Ni una más.

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