lunes, 21 de noviembre de 2016

Mi diario

Esperó, como siempre, a que sonara es estruendoso portazo. Despacio, abrió el cajón donde hacía tiempo había fabricado su escondite perfecto. Fue cuando se percató de que ya no había más hojas en las que escribir, por lo que  decidió  leer lo que le había acontecido en los últimos meses.  No se reconoció, hubo de volverlo a leer. Las lágrimas de sangre emborronaron las palizas, el horror de la protagonista. Se vistió, se escondió bajo su maquillaje y salió dispuesta a comprar otro diario donde esta vez escribiría cosas hermosas, a la vez que se desechaba del maquillaje para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario