viernes, 18 de noviembre de 2016

El sonido

Nunca había entendido cuál era el problema. Con el tiempo, dentro de las mil cábalas que su mente logró pergeñar para explicar su situación, logró comprender que nunca le había interesado puesto que no lo había vivido de cerca.
Su pareja no bebía, era una persona educada, con un buen trabajo, una situación económica desahogada y, en líneas generales, la vida en común transcurría con la monotonía esperable. Ya no recuerda por qué comenzó la discusión, sólo recuerda el sonido de la hostia que recibió.
Tristeza, frustración, humillación, angustia... En realidad, no era un problema, eran cientos a la vez y ahora, por desgracia, podía ver la magnitud del desastre. Descolgó el teléfono y pidió ayuda. 


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