viernes, 18 de noviembre de 2016

Cinco

Cuando los dados dieron su veredicto, ese cinco le dio la vida. Al fin podía sacar la primera ficha, prisionera de un círculo color esperanza. Ahí solo se jugaba con fichas, y ninguna anulaba a la otra. Pero siempre había otros colores al acecho, persiguiéndola. Cuando llamaron al timbre, ella había sacado otro cinco. Una ficha al lado de la otra. Esa barrera era la que tendría que mantener él a partir de entonces, así se lo comunicó un oficial con una orden de alejamiento en la mano. Suspiró, reticente a sacar un seis que abriese la barrera de sus miedos sin esfuerzo. Pero ella iba a terminar esa partida e iba a ganar. Y la del parchís, también.



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