lunes, 7 de noviembre de 2016

Buena persona

Lo conocí hacía tan sólo una semana, y, desde entonces, todo habían sido atenciones conmigo. Estábamos en su casa, y él había preparado el almuerzo. Después de comer, preparó café. Lo bebimos sin prisas, saboreando el momento. Dos soledades compartidas que habían dejado de serlo. Me está enseñando muchas cosas. Es muy sensible. A veces, hasta he envidiado a su difunta esposa. Debió quererla mucho, darle su sitio, respetarla… No había más que observarlo. 

            A media tarde le dio el ictus y hubo que ingresarlo. Él no tiene a nadie, pero es buena persona. La gente me dice que por qué lo cuido, que no tengo obligación. Pero tengo que hacerlo: él no quería ponerse malo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario