—Estoy avergonzado. Y eso que no costó nada encauzar a mi hijo. Nunca me llevó la contraria. No lo hizo en mi casa, ante mi mujer e hijas. Tampoco me contradijo en presencia de mis amigos. Ni de extraños. Encajó en mis ideas y en mis maneras como en un molde. Me apoyaba y reía mis chistes. Copiaba mis argumentos e incluso mis gestos. Se convirtió en mi propio reflejo.Todos lo decían; "Es como tú". Todo iba bien. Y de repente comete esta barbarie. Agrede a su novia.
—Comprendo que estés avergonzado. Yo también lo estoy, porque no logro entender cómo es posible que nadie le advirtiera, que nadie le orientara en dirección opuesta a tí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario