Estoy harta. Cada día lo mismo. Llega a casa y hace conmigo lo que quiere hasta que se aburre. Siento que sólo juega conmigo, y eso no está bien. Se cree que puede contentarme con estúpidos regalos y horribles vestidos, pero no lo soporto más. Lo tengo decidido. Mañana en cuanto abra las habitaciones, cogeré impulso y saldré por fin de esta maldita casa de muñecas.
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