viernes, 18 de noviembre de 2016

Aprender a volar


Vencí a ese alguien invisible, de corazón amedrentado y alma temerosa, que me tapaba la boca cuando yo pretendía hablar y me arrastraba con cadenas privándome de libertad, cuando entendí: que no hay plazos, ni eternas promesas, ni mil perdones que justifiquen el dolor agravado por no expresar. Que no hay señales divinas, ni destino escrito que me sometan a perpetuidad, porque soy yo, y nadie más, la que elige por mi bienestar. Que afrontar la verdad, es el primer paso para vivir con plenitud, y que es de valientes vencer la aprobación de los demás. Cuando decir: «No», fue como lanzarme a lo desconocido y reencontrar mi dignidad, sentirme segura para repetirlo y lograr al fin volar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario